lunes, 22 de marzo de 2010

El tren de las 3:10


Desde los oscuros railes de aquella estación, el ruido de las ruedas irrumpía cada vez mas fuerte en aquel sepulcral silencio que durante dos horas habia sido mi compañia, miré el reloj de la estación.

-"Las 2:50".

Veinte minutos faltaban para dejar atrás a quienes fueron amigos y familiares, la vida de las calles, el olor de sus bares, los murmullos de la gente, las farolas que fueron testigos mudos de mis excesos, jamás volverán a alumbrar mi camino de vuelta en la noche.

A cada momento el estruendo se escuchaba mas cerca, un chirrido indicaba que el tren, estaba ya frenando, una cegadora luz blanca iluminó la oscuridad de aquella estación, el estruendo cesó.

El viejo gigante de metal abrió sus puertas, inspiré fuertemente, me levanté de mi banco y colgué mi bolsa de mi hombro derecho, me detuve a mitad de camino unos segundos, volví a inspirar fuertemente intentando borrar de mi mente caulquier temor y con paso firme me dirigí hacia una de las puertas, tuve que contener el impulso de volver la cabeza para observar por última vez todo lo que dejaba atrás, inspiré de nuevo y entré, puse mi bolsa en la butaca de mi lado, me acomodé como pude en esos viejos asientos descosidos y cruze mis brazos.

Instintivamente miré a traves de la ventana a aquel hombre aún acostado en el último banco, como si mi mirada le llamase, levanto la cabeza y me miró, esbozó una tímida sonrisa y se volvió a acostar.

2 comentarios:

  1. Ya he visto lo que llevas, buen inicio, presentando a un personaje que sin lugar a dudad se quiere ir ¿a donde? ni el lo sabe, excelente recurso, y ls palabras sobre el tipo en la banca, tambien son buenas, una comparacion entre su aspecto y el trato que recibe, asi como la valoracion que el protagonista hace de estas cosas, este ultimo capitulo es mas una transcicion asi que no hay mucho que ver, pero has tenido un buen despegue

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  2. Sigo, sí, aquí hay curiosidad, como dice Gin.

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